Con 8 años hice mi primera competición, la noche anterior recuerdo no haber dormido nada y levantarme con los nervios a flor de piel, tampoco tuve ganas de desayuna, notaba un nudo en el estomago y si ingería algo estaba segura que lo vomitaría. Pero quede primera de mi serie, y eso me subió mucho los ánimos. Desde entonces competía una vez al mes por lo menos en las distintas piscinas del País Vasco, generalmente me acompañaba mi padre, supongo que le gustaba verme nadar, aunque nunca me animó como los otros padres, que parecían fuera de sí, lo tenía ya muy visto después de haber estado yendo a ver a mis 3 hermanos al menos desde hacia 9 años, tampoco hacia falta que lo hiciese, todo el equipo se ponía en el lado opuesto de los trampolines a animar, acabamos por inventar frases con rima que cantábamos todos a la vez, incluso se nos unía algún padre de la grada. Y para terminar bien la competición, nos íbamos todos junto con el entrenador y los padres a tomar unas aceitunas a un bar.